sábado, febrero 03, 2007

Capítulo 84 - Fidel "El Campeón de los Derechos Humanos"

Irónicamente, los mismos que disimulan las atrocidades de Castro, que ni protestaron cuando se fusiló mediante juicios sumarios, a los adversarios políticos del régimen del tirano Fidel Castro, son los mismos que en nuestro país se ocupan en cuanta ocasión se les presenta en denunciar al régimen franquista como violador de los derechos humanos al haberse fusilado en España, en su época, a diversos condenados en juicios sumarios, de la misma índole.

Es decir el mismo modo de proceder merece de ellos una calificación elogiosa o peyorativa conforme la ideología de quienes fusilan. Un ejemplo rotundo de lo dificultoso que es conformarnos con esta suerte de Justicia
Universal que no se aproxima a la Justicia ni es Universal en los procedimientos tendientes a individualiza, mediante la uniformidad, la sanción penal.
Demás está decir que, en este caso, a Cuba su expulsión de la Organización de los Estados Americanos le vino de perillas, ya que como no adhirió al Pacto de los Derechos Humanos llamado Pacto de San José, no se podría alegar que no dio cumplimiento a lo que firmó, pero como se trata de Derechos Humanos, no es necesario destacar que las Naciones Unidas los han tipificado y Cuba como miembro de esta entidad debe respetar lo que se resolvió por parte de su Asamblea General en mas de una oportunidad. Si hubiera ocurrido en otro país, de distinto signo político, sus voces se oirían con estruendo.
Ni una sola palabra cuando la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y el ex Relator Especial de la ONU para Cuba informaron sobre la frecuencia generalizada en las cárceles cubanas de hepatitis, tuberculosis, sarna, infecciones parasitarias y desnutrición, lo que afectaba a la población carcelaria, situación que no cambió ante la denuncia que efectuó la organización Amnistía Internacional, a quien Castro ni siquiera se molestó en responderle.
Quienes sostienen la ideología que anima a la izquierda radicalizada, estimulan el llamado “escrache” en los domicilios de quienes no gozan de sus simpatías, por la causa que sea. Creo que la mayoría de los argentinos, estamos convencidos que como el dulce de leche, es un invento argentino. Lamentablemente tengo que reconocer que este método, utilizado en nuestro país casi exclusivamente por la organización HIJOS, fue creación copiada del invento cubano, singular casualidad. En nuestro país lo usan frecuentemente los partidarios de los subversivos, contra el domicilio de algún “genocida”.
No fuimos nosotros los inventores de esta modalidad de causar perjuicios a una persona que se odia. Lamentablemente, no es ésta acción un invento argentino. En la isla paradisíaca, a instigación del gobierno, grupos adictos controlados por el Estado, son utilizados, mandados a fin de montar protestas públicas contra aquellos que disientan de las políticas estatales, gritando expresiones obscenas y a menudo causando daños a los hogares y propiedades de las personas objeto del repudio.
La policía y los agentes de seguridad, a menudo presentes en esos actos, no hacen nada para impedir este accionar. Demás está decir que quienes se niegan a participar en estas acciones deben encarar acciones disciplinarias, incluyendo la eventual pérdida de su empleo. Se dió el caso de que en uno de estos actos de repudio se colocaron a niños pequeños al frente de adultos armados con bastones, ordenando a los pequeños cantar lemas progubernamentales. ¿No recuerda a nuestros piqueteros?
Ningún periodista en la Argentina, especialmente aquellos que se caracterizaron siempre, salvo durante el período militar, en criticar todos los actos de los gobiernos de nuestro país, criticó que el 31 de enero un oficial de reeducación política golpeó a un periodista encarcelado por poseer ejemplares de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y un informe de la organización no gubernamental Reporteros Sin Fronteras. Nadie recordó la existencia de una Convención Contra la Tortura.
Se dió el caso, casi único diría yo, del preso político Juan Carlos González Leyva, quien informó que otro recluso ingresó a la celda que él ocupaba y quiso golpearlo pero huyó cuando él se despertó. González Leyva es ciego y fue detenido en marzo del 2002 acusado de desacato a la autoridad, desorden público, desobediencia y resistencia. Aunque los Fiscales solicitaron una pena de 6 años para él, pasó un año y seguía encarcelado sin que el juicio hubiera comenzado. *
*Este ejemplo evidente de violación a los Derechos Humanos no lo tuvo en cuenta la Argentina, cuando se votó en las Naciones Unidas instar al gobierno de Fidel Castro, para que autorice la comparecencia de los organismos de las Naciones Unidas, que se ocupan de este tema, a fin de sacar sus propias conclusiones, alegando que eso era intromisión en los asuntos internos de otro Estado, lo que está vedado. Hipócritamente se abstuvo, o sea que labró el “Acta Fundacional” de los Derechos Humanos de los amigos.
En nuestro país, los mismos que sostienen una postura benigna contra los delincuentes, los que bregan a favor de los derechos humanos de los delincuentes, ni se dieron por enterados de esta anomalía judicial, la pasaron por alto, como tantas otras, puesto que todo se concretó en Cuba.

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